Dos males nos aquejan comúnmente a los programadores, el “Síndrome del Impostor” y el “Síndrome del Verdadero Programador”, ahora les diré como evitar caer en ellos, o como superarlos si ya estas metido en alguno.
El Síndrome del Impostor es aquél en el que sientes que eres un fraude, que realmente no eres “tan buen” programador y que en cualquier momento te van a “descubrir”. Esto provoca ansiedad, miedo frecuente a quedar “expuesto”, a ser “señalado”, a que te digan e2res un fraude”. Esto hace que pienses que los demás son mejores que tú, lo cual resulta en estrés y en bajos resultados, a que “te vendas barato” pues, ya que no te valoras, y ese es el verdadero problema.
Te pones la vara muy alta por que no crees que merezcas reconocimiento, éxito. Esto se origina en una educación e instrucción inadecuada, totalmente asimétrica en donde alguien, el maestro por ejemplo, tenía todo el poder y tú ninguno. Lo que pasa es que nos hemos pasado veinte años estudiando con una educación e instrucción tipo “examen” que nos quedamos acostumbrados a buscar que nos pongan una nota, con miedo a reprobar.
Por lo tanto, a nuestros ojos, la opinión que viene del exterior es la que cuenta, la imagen que tienes de ti mismo es pobre, por eso te sientes un fraude. La vergüenza es contrarrestada con aceptación, hemos de aceptarnos tal y como somos, no somos perfectos, somos perfectibles, dejemos de buscar valoración externa, aceptemos que fallaremos, nuestra meta, nuestro objetivo, no debe “ser perfecto”, solo ser un poco mejor que ayer.
La cura es cambiar la filosofía de valoración externa por un sistema de auto mejoramiento personal. Invierte un poco de tiempo y dinero si puedes en aplicarte exámenes tú mismo para medir que tan bueno eres. Y sean cuales sean los resultados, acéptalos. Nadie se va a dar cuenta, nadie los verá, solo tú veras tus resultados. Así que no corres peligro, no hay vergüenza, no pasa nada. Tu sabrás exactamente hasta dónde eres capaz y pones esa marca, como cuando marcabas la pared para medir tu estatura.
Los resultados arrojarán en que andas fallando y en que eres bueno. Que tienes que mejorar y que potencial tienes. Son instrucciones específicas para mejorar. Y eso es lo que debes hacer, mejorar, pero para ti, para nadie más. Tú haz de ser tu propio juez, si los demás son mejores que tú, no importa. Si tú eres mejor que los demás no importa. Lo que importa es que lo que tu pienses de ti mismo.
Tu esfuerzo vale, tu dedicación vale, tu voluntad de hacer equipo vale, y vale mucho. Hay programadores que son hábiles pero arrogantes, eso solo les trae problemas. Se humilde, humilde no es “dar lástima”, ser humilde es aceptarse, tal y como es uno, aceptar que no lo sabemos todo, pero que tenemos la voluntad de saber cada día más, y de poner nuestro conocimiento y habilidad al servicio de los demás. Los resultados son los que importan, recuerda, no importa lo que sabes, sino lo que haces con lo que sabes.
El Síndrome del “Verdadero Programador” es aquél en el que se piensa que, para ser un programador de verdad, debe de gustarte programar y hacerlo por gusto, gratis, en tu tiempo libre. Si no lo haces, no eres un “verdadero programador”. Esta mentalidad está totalmente torcida, es egocéntrica y dañina. ¿Importa mucho ser un “verdadero” programador? Suponemos que ya programas porque te gusta, pero ¿por qué deberías estás haciéndolo todo el día? Si te gusta, hazlo, claro, es muy bueno. Pero si quieres enfocarte en otras cosas, adelante.
El origen es el ego. Los programadores tenemos el ego muy sensible, nos gusta sentir que somos eruditos, que somos hábiles y capaces. Estas etiquetas de “verdadero” están hechas para alimentar el ego. Ese es su propósito. Recuerda, “El deseo de demostrar indica que no eres aquello que seas demostrar”.
Las personas que traen este discurso y se vanaglorian de ser “verdaderos” programadores buscan reconocimiento, porque no lo tienen adentro, buscan hinchar su ego, no han sido reconocidos suficientemente, no han sido aceptados, y la manera que tienen de compensar esto es inmolarse en pro de una causa. Realmente no les importa la programación, les importa su identidad, tienen una crisis, su trabajo los define.
La cura es simple. Un verdadero programador es quien resuelve problemas mediante la informática. Si tú lo haces eres un verdadero programador. Si te la pases vanagloriándote u hostigando a los demás en lugar de programar, pues lo que eres es una persona egocéntrica con una herida emocional profunda, carente de reconocimiento y ávida de atención. Acéptate, tal y como eres. Si te gusta programar y lo haces todo el tiempo, eres proactivo y participas en proyectos open source, y tú estás contento con eso, es genial. Si lo haces para echárselo en cara a los demás por “falsos” y “vendidos”, estas en una trampa del ego.
El reconocimiento, el éxito, el dinero, los resultados son directamente proporcionales al valor que brindas a los demás. Cesa de auto definirte, acéptate, disfruta, ¿Que ganas hostigando a otros? ¿Qué ganas con ser un “verdadero” programador? ¿Identidad? Entonces el “verdadero” problema es que no sabes bien quien eres. Mídete por tus resultados, no por el número de horas que programas, sé generoso, he allí el verdadero tesoro.
En realidad, estos dos “síndromes” son una manifestación de dos males terribles en la sociedad, la vergüenza, en el caso del “Impostor”, y la culpa en el caso del “Verdadero Programador”. A eso se reducen, así que combátelas con aceptación, con auto conocimiento, con osadía. Atrévete a ser tú mismo, y comprométete a ser mejor cada día. Es acumulativo, funciona como el interés compuesto, si eres solo 2% mejor cada mes, en un año serás 25% mejor, 50% mejor en dos años y 100% mejor en tres.
Sé paciente, cambia a una mentalidad de artesano, pule tu arte cada día, cada día. El problema es que somos impacientes, queremos mejorar ya, y creemos que mientras más nos esforcemos, más rápido mejoraremos, así que terminamos por reventarnos. No subestimemos lo que podemos hacer en tres años.
Recuerda, estos síndromes no son más que culpa y vergüenza, no son otra cosa, son sentimientos negativos, dañinos, no sirven. Vuélvete un artesano, siente orgullo por tu trabajo, por tu dedicación, se humilde, acepta tus errores, equivocarse es requisito para tener éxito. Y sobre todo, sé feliz, un programador feliz. Eso es más importante que “no ser un fraude”, o ser un “verdadero programador”.
admin
June 7, 2017
Opinión
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